Me atrevería a decir que el refranero español tiene un refrán casi para cualquier situación de nuestra vida cotidiana. Sin lugar a dudas el que da título a esta entrada viene como un guante a la situación que he vivido hoy en 40m y que, desgraciadamente, no es una excepción.
Tras mucho tiempo, demasiado, sin encender la radio por motivos personales hoy domingo he decidido darme un paseo por los 40m a ver que se escuchaba en la banda. Ha sido un mal día para volver a encender el equipo.
Esta noche nos ha dejado Pepe, EA7OH. Se ha ido en silencio, en paz, sin aspavientos ni ruido a su alrededor, se fue como vivió cada uno de los 90 años que estuvo entre nosotros.
Tuve la inmensa suerte de conocer a Pepe en mis inicios de radioaficionado hace ya tres décadas. Conozco a grandes radioaficionados, muchos de los cuales son un ejemplo para mi, pero sin lugar a dudas, sin menospreciar medio ápice a estos compañeros, si tuviera que tomar a alguien como ejemplo a seguir sería a Pepe.
Hay quienes miden la categoría de los radioaficionados por la cantidad y peso de los diplomas colgados en sus cuartos de radio o el número de entidades DXCC trabajadas en cada banda, y no son pocos los que utilizan esta vara de medir. A mi jamás me gustó esa regla, deshumanizada, fría y alejada de lo que en fondo nos define como aficionados a la radio: la humanidad. Sin embargo, y pese a todo, también para éstos, EA7OH, Pepe, era un ejemplo a imitar.
No lo recordaremos por sus logros, que fueron muchos y destacados, en este apasionante mundo, lo echaremos de menos por la persona que había detrás. La cercanía, buen hacer y compañerismo que me demostró desde el primer día es el poso que quedará en mi recuerdo. Poco importan las más de 300 entidades trabajadas en CW (por supuesto) y cinco bandas, tan solo me quedo con el recuerdo del Pepe que conocí hace 30 años y me acogió como un amigo más por el mero hecho de ser, como él, radioaficionado.
Pepe, EA7OH, es el ejemplo de lo que cualquier radioficionado debería ser, el espejo en el que deberíamos mirarnos para mejorar, como personas y como radioaficionados.
Descansa en paz amigo. Las circunstancias no nos han permitido despedirnos como es debido, pero estoy convencido de que desde allá donde estés, oirás el eco de miles de puntos y rayas que lloran tu ausencia, entre ellas las de este humilde aprendiz de radioficionado, porque a tu lado todos, o casi todos, éramos, en el fondo, aprendices.
Descansa amigo, descansa.
Cuando comencé a preparar mi primer examen de radioaficionado, allá por el año 1989, la telegrafía era una de las asignaturas obligatorias sin la cual tan solo se podía acceder a la que por aquel entonces era una licencia de tipo B o restringida. Los que empezábamos con aspiraciones de llegar a ser EA debíamos pasar un período previo mínimo de seis meses como EC (licencia limitada). Incluso para aquella ya desaparecida licencia limitada era necesaria la telegrafía, algo insalvable para muchos, aunque en realidad no era complicado superar las 8 ppm que se requerían en aquel examen.
Superar mi primer examen de telegrafía para obtener la licencia EC (mi primer indicativo fue EC7DUP) no fue complicado. Conté entonces con la ayuda de un curso que proporcionaba URE. Se trataba de una cinta de casete y un pequeño libreto con las lecciones, suficientes para alcanzar las 8 o 12 ppm que exigían los diplomas de operador clase C y A respectivamente.
Sin embargo, aquel curso en realidad no era tal. Sí que era un buen punto de partida para superar el examen, obtener nuestra reluciente licencia y comenzar a escuchar en las bandas, pero ni de lejos era un curso orientado a formar a futuros telegrafistas. En cualquier caso cumplía su misión a la perfección, y me sirvió para aprobar sin problemas ambos exámenes.
La IARU (International Amateur Radio Union), organización internacional encargada de representar a los radioaficionados de todo el mundo ante las autoridades gubernamentales, a la vez que organizar y armonizar el uso de las bandas y frecuencias asignadas a los radioaficionados, entre otras funciones, acaba de cumplir nada menos que su 95 cumpleaños y en España, gracias a URE, se ha estado a la altura a la hora de conmemorar tan importante efeméride.
Diploma IARU 95 aniversario
Aprovechando una coyuntura social muy complicada, como está siendo el estado de cuarentena y aislamiento de buena parte de la población mundial como consecuencia de la pandemia del coronavirus COVID-19, la Unión de Radioaficionados Españoles ha querido celebrar este cumpleaños con la puesta en marcha de un diploma cuya fórmula ya ha demostrado en ocasiones anteriores ser de interés para la comunidad de radioaficionados mundial, cosechando importantes éxitos de participación en eventos similares, como los diplomas del IV Centenario de la muerte de Cervantes o del 70 aniversario de la propia URE hace poco más de un año. Si bien otras asociaciones nacionales han puesto en el aire estaciones o eventos especiales con motivo de la celebración del aniversario, ha sido España, gracias a URE, la que una vez más ha demostrado estar a la cabeza de la radioafición mundial en la organización de este tipo de actividades, con una actividad de una envergadura, por número de estaciones en el aire y participación mundial, muy por encima de cualquier otro evento organizado para tal efecto.
Hace mucho tiempo que no actualizo mi blog, y es que, desafortunadamente, hace mucho que no tengo nada nuevo que aportar relativo a esta afición mía que es la radio. Desafortunadamente, el tiempo libre que nos dejan nuestras obligaciones, ya sean familiares, laborales, o ambas, no suele ser mucho, y hay que hacer juegos malabares para poder aprovechar el poco que nos queda en aquellos detalles, aficiones o gustos que nos divierten o entretienen. Además de lo anterior, y haciendo honor a la verdad, he de reconocer que tras mi participación como operador en el 70 Aniversario de URE he estado bastante poco activo en radio.
Espero que 2020 empiece con mejor pie y mucho más activo de lo que concluyo este 2019, pero quería terminar el año mostrando la que será mi nueva QSL a partir del próximo año y a la vez enlazar la radio con mi otra gran pasión, que a la vez ha sido profesión, la fotografía.
El 18 de abril escribía una entrada relatando mi participación como operador en el diploma que URE ha organizado con motivo de su 70 aniversario. Hoy, 11 de junio, dos días después de haber concluido el evento, tan solo cabe dar la enhorabuena por los resultados obtenidos, cuyas cifras son espectaculares por su magnitud, llegando a casi 1.200.000 QSO en un diploma que ha sido seguido por 93.000 radiaficionados de todo el mundo.
Los foros de URE o las redes sociales de muchos compañeros se han llenado de comentarios de la más diversa índole. Bien es cierto que la mayoría han sido positivos, de aliento, ánimo y enhorabuena, aunque siempre están los destructores profesionales, u odiadores por sistema, afortunadamente son los menos.
La Unión de Radioaficionados Españoles, URE, comenzó su andadura hace nada menos que 70 años. Corría el año de 1949 cuando el 1 de abril un grupo de radioaficionados ponía en marcha, en unos tiempos muy difiíles, la asociación que empezó entonces a defiender los derechos de los radioaficionados de nuestro país. Miembro de la IARU, y como en cualquier ámbito, con luces y sombras, URE ha sido y es la asociación a la que cualquier radioaficionado español debería pertenecer, dejando de lado lo que nos separa para centrarnos en lo que nos une, la pasión por la radio.
Para celebrar esta importante efeméride, como no podía ser de otra manera teniendo en cuenta que los radioaficionados siempre estamos presentes en aquellos eventos o acontecimientos relevantes que tienen lugar en nuestro entorno, desde URE se ha preparado una celebración a lo grande, incluyendo en este cumpleaños una serie de actividades, destacando entre ellas el Diploma 70 Aniversario.
No soy el único radioaficionado que cuando reconoce tal condición a un amigo o conocido, recibe la ya clásica respuesta de "¿pero aún existen los radioaficionados?". Ante ella cabe poco que decir, pues hay tanto que contar que es preferible quedarnos en un simple "sí, aún no nos hemos extinguido" que entrar en disquisiciones más profundas que expliquen por qué preferimos usar nuestros equipos y antenas para comunicarnos a lo largo y ancho del mundo en lugar de usar las redes sociales o la mensajería instantánea por internet.
Nuestro imprescindible aliado en esta tarea de comunicarnos con estaciones de todo el mundo no vive precisamente su mejor época, más bien todo lo contrario, con un ciclo solar 24 que es el menos activo de los últimos 200 años y que parece no acabarse nunca.
¿Y qué tienen que ver las manchas solares con los 59 y mi aparición en una reseña de la QST?
Pues todo. He hecho intencionada referencia a este aspecto esencial de nuestras comunicaciones precisamente para poder irme al extremo opuesto y dejar así patente que los radioaficionados, en el fondo, somos una gran familia global que, después de todo, antepone lo verdaderamente importante frente a 59, acreditaciones para el DXCC, manchas solares o los más diversos rankings.